ángeles en la nieve

Echo una mirada a Valtteri.

—?No has establecido puestos de control de carreteras?

—Lo único en lo que pude pensar fue en llamarle.

—Y yo te pregunté si había algo que requiriera atención inmediata.

Cagada número uno. Si el caso va mal, no culparán sólo a Valtteri, sino que también me echarán la culpa a mí, puesto que estoy al cargo. Está avergonzado, así que no le aprieto.

Valtteri y yo cogemos unos palos y los clavamos en la nieve. Sacamos la cinta de precintar y marcamos unos cuantos metros de las huellas del automóvil; luego hacemos lo mismo con una zona cuadrada de diez metros alrededor del cuerpo. Las huellas cubren una distancia de unos cinco metros entre el cuerpo y la marca de los neumáticos del coche. Precintamos también esa zona para poder sacar moldes con cera más adelante.

Hace un par de días que nadie ha quitado la nieve del camino, que está cubierto con varios centímetros de nieve polvo. Si están en buenas condiciones, las huellas de un coche son tan características e identificables como las dactilares. Estas parecen lo suficientemente claras como para determinar el fabricante y el modelo, pero quizá no el tipo de neumático exacto. Las huellas de pisadas están en una zona de nieve muy profunda y no arrojarán mucha información, pero podemos sacar una talla de zapato. Esko espera a que acabemos antes de iniciar su investigación.

Sufia ha perdido su belleza. Lo que queda de ella cuenta la historia de una muerte agonizante. Mi primera tarea es describir este horror en detalle. Me produce tristeza y una sensación de incompetencia, porque la única persona capaz de describir este nivel de sufrimiento sería la propia Sufia. Valtteri empieza a tomar fotos. El flash estalla cada pocos segundos y cubre de luz la sangre, la nieve y a Sufia, y yo me siento como si estuviera viviendo en una fotografía en blanco y negro con mucho grano.

Pongo en marcha la grabadora. Esko saca un cuaderno y un bolígrafo. Me dispongo a hacer una descripción verbal mientras él hace la escrita, por el mismo motivo que Antti dibuja mientras Valtteri toma fotografías: para eliminar la posibilidad de que se pierda documentación. Hundo la rodilla en la nieve, a su lado.

—Dime si me dejo algo.

él asiente. Recorro el cuerpo de la víctima con el haz de luz de la linterna y empiezo:

—Reconocimiento general. Cuerpo desnudo. La víctima es una mujer negra. Tiene un cordón... —me quito el guante, alargo la mano y lo toco— de seda o de algún material sintético similar alrededor del cuello, y las ligaduras hacen pensar que se ha usado como instrumento de control. La nieve está removida por la zona de cinco metros que separa las huellas del coche y la ubicación del cuerpo. Parece que la víctima se arrastró o fue arrastrada desde el vehículo a su ubicación actual.

—Yo diría que fue arrastrada —interviene Esko.

—Más allá de las inmediaciones del cuerpo y de la trayectoria de arrastre, la nieve está intacta. Tiene los brazos levantados en un ángulo de cuarenta y cinco grados por encima de la cabeza y las piernas abiertas, y las marcas en la nieve indican que se revolvió al ser atacada por el asesino. De haber pruebas en el lugar, como otras armas o sus ropas, serían claramente visibles, y no es así. La víctima está mutilada. El rostro está desfigurado, pero la reconozco. Es la actriz Sufia Elmi. Sobre el vientre le han escrito con cortes en finlandés, las palabras ?NEEKERI HUORA?: ?zorra negra?.