ángeles en la nieve

—Valtteri, por favor, detente. Habla conmigo.

Seppo no se mueve, abre y cierra la boca como si buscara palabras pero no las encontrara.

—Tengo que matarle —declara Valtteri—. Tal como has dicho, esto se acaba hoy.

Mantiene la pistola contra la frente de Seppo, flexiona una rodilla y le mira a los ojos.

—Por tu culpa, dos mujeres han muerto. Por tu culpa, mi hijo cometió un asesinato, se suicidó y arde en el Infierno. Eres responsable de su muerte, tanto como sí lo hubieras colgado tú mismo.

—Yo no he matado a nadie —tartamudea Seppo—. Apenas conocía a tu hijo. Por favor, no me dispares. No tengo ninguna culpa.

—éste no es el modo, y lo sabes —intervengo, intentando calmar a Valtteri—. Dame la pistola antes de que hagas algo de lo que te arrepientas.

—?Este es el modo! —me grita—. Este cretino imbécil no ha matado a nadie, pero todos han muerto por su lascivia, su egoísmo y su estupidez. Su aventura con Sufia Elmi, sus pecados, fueron el origen de todo. Sus pecados han provocado todas estas muertes y este dolor.

—Valtteri, lo que dices es cierto, pero desencadenar una serie de acontecimientos no es lo mismo que ser culpable de asesinato —rebato. Me acerco a él y extiendo la mano—. Por favor, dámela.

Parece indeciso, luego desesperado, y orienta la pistola hacia mí, supongo que intentando que me aparte. Intento hablarle:

—Dame la...

La pistola se dispara. La cabeza se me va hacia atrás. Siento una quemadura en la cara, me llevo la mano al pómulo izquierdo. Algo va muy mal. Cuando separo la mano, está manchada de sangre. Muevo la lengua. Tengo cosas duras en la boca; escupo trozos de dientes.

—Valtteri, ?qué has hecho? —Puedo hablar, pero me cuesta.

Me mira y cae al suelo, deshecho, gritando y llorando, diciendo que lo siente y que ha criado mal a Heikki y que ahora me ha herido y que todo es culpa suya. No para de hablar; yo quiero consolarle, pero me estoy mareando, y el dolor empieza a extendérseme por la cabeza. Tanteo el interior de la boca con la lengua un poco más. Caigo en la cuenta de que he debido de abrir la boca para hablar y en ese momento se le habrá disparado la pistola. La bala me ha entrado en la boca, me ha reventado un par de muelas y ha salido por el pómulo derecho. Creo que voy a vomitar. Valtteri sigue hablando, con un parloteo incomprensible, diciendo que lo siente y agitando la pistola. Está tan trastornado que tengo miedo de que me vuelva a disparar por error. Seppo se ha puesto en pie y empieza a pedirle disculpas a Valtteri por su parte de responsabilidad. Consigo darle un pu?etazo en la cara para que se calle, y cae desplomado sobre el hielo.

De pronto, Valtteri baja la pistola y se calma. Tiene la cabeza gacha.

—Fui yo —confiesa.

El trauma del disparo me ha hecho liberar endorfinas, y los analgésicos naturales de mi cuerpo me están protegiendo por el momento, pero enseguida llegará la agonía. Tengo que conseguir controlar a Valtteri antes de que empiece.

—?Qué quieres decir?

—Yo maté a Heli.