El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—En serio —dijo, dejando de mostrar valentía—, ?dónde estoy?

Alby fue hasta él y se sentó a su lado con las piernas cruzadas; el grupo de chicos le siguió y se quedó detrás. Se asomaron unas cuantas cabezas aquí y allá; los chavales se inclinaban en todas las direcciones para poder verlo mejor.

—Si no estuvieras asustado —respondió Alby—, no serías humano. Como actúes diferente, te tiraré por el Precipicio, porque entonces significará que eres un psicópata.

—?El Precipicio? —preguntó Thomas mientras le desaparecía la sangre de la cara.

—Foder —contestó Alby, y se restregó los ojos—. No vamos a empezar ese tipo de conversación, ?me captas? Aquí no matamos a los pingajos como tú, te lo prometo. Tan sólo evita que te maten, intenta sobrevivir o lo que sea —hizo una pausa, y Thomas se dio cuenta de que su cara debió de haberse puesto aún más blanca al oír la última parte—. Tío —a?adió, y luego se pasó las manos por su corto pelo mientras soltaba un largo suspiro—, no se me da muy bien esto. Tú eres el primer judía verde desde que mataron a Nick.

Los ojos de Thomas se abrieron de par en par. Un chico salió del grupo y le dio una colleja a Alby.

—Espera a la pu?etera Visita, Alby —dijo con una voz pastosa y un acento extra?o—. Al chaval le va a dar un ataque al corazón y aún no ha oído nada —se agachó y le ofreció la mano a Thomas—. Me llamo Newt, verducho, y todos estaremos muy contentos si perdonas a nuestro nuevo líder, que por lo visto tiene una clonc en vez de cerebro.

Thomas extendió el brazo y estrechó la mano del chico. Parecía mucho más simpático que Alby. Newt también era más alto que Alby, pero tal vez un a?o o así más joven. Su pelo rubio y largo le caía por la camiseta y las venas se le marcaban en sus brazos musculosos.

—Cierra el pico, cara fuco —gru?ó Alby, y tiró de Newt para que se sentara a su lado—. Al menos entiende la mitad de mis palabras.

Se oyeron unas risas aisladas y, entonces, todos se reunieron detrás de Alby y Newt, incluso más api?ados que antes, esperando a ver qué decían. Alby extendió los brazos con las palmas hacia arriba.

—Este lugar se llama el Claro, ?vale? Es donde vivimos, donde comemos, donde dormimos… y nosotros nos llamamos los clarianos. Eso es todo lo que…

—?Quién me ha enviado aquí? —preguntó Thomas, y el miedo por fin dio paso al enfado—. ?Cómo…?

Pero Alby le interrumpió con la mano antes de que pudiera terminar y le agarró de la camiseta mientras se inclinaba hacia delante sobre sus rodillas.

—?Levántate, pingajo, levántate!

Alby se puso de pie y arrastró a Thomas con él. El chico se levantó, asustado de nuevo. Retrocedió hacia el árbol, intentando apartarse de Alby, que estaba pegado a su cara.

—?No me interrumpas, chico! —gritó Alby—. Atontado, si te lo contamos todo, te morirás aquí mismo, justo después de conclarte en los pantalones. Los embolsadores se te llevarán a rastras y entonces no nos servirás de nada, ?te enteras?

—Ni siquiera sé de lo que me estás hablando —dijo Thomas despacio, sorprendido al oír lo firme que sonaba su voz.

Newt cogió a Alby por los hombros.

—Alby, relájate un poco. En vez de ayudar, lo estás estropeando, ?sabes?

Alby soltó la camiseta de Thomas y retrocedió, con el pecho moviéndose por su respiración agitada.

—No tengo tiempo para ser amable, judía verde. Tu antigua vida se ha acabado y has empezado una nueva. Aprende rápido las reglas, escucha y no hables. ?Lo pillas?

Thomas miró a Newt, esperando su ayuda. Todo en su interior se revolvía y le dolía; las lágrimas que aún no habían brotado hacían que le ardieran los ojos.

Newt asintió.

—Verducho, le entiendes, ?verdad? —volvió a asentir.

Thomas estaba que echaba humo, quería darle un pu?etazo a alguien. Pero se limitó a contestar:

—Sí.

—Muy bien —dijo Alby—. El Primer Día. Eso es lo que es hoy para ti, pingajo. Se está haciendo de noche y los corredores no tardarán en regresar. Hoy la Caja ha llegado tarde y no tenemos tiempo para la Visita. La dejaremos para ma?ana por la ma?ana, en cuanto nos despertemos —se volvió hacia Newt—. Consíguele una cama y que se vaya a dormir.

—Muy bien —respondió Newt.

Los ojos de Alby volvieron a mirar a Thomas y se entrecerraron.

—Al cabo de unas semanas, estarás contento, pingajo. Estarás contento y nos servirás de ayuda. Ninguno de nosotros, al igual que tú, sabía ni jota el Primer Día. Tu nueva vida empieza ma?ana.