El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—Un día estaréis agradecidos por lo que hemos hecho por vosotros. Sólo puedo prometeros eso, y confío en que vuestras mentes lo acepten. Si no lo hacéis, entonces todo habrá sido un error. Son tiempos oscuros, se?or Newton. Tiempos oscuros —hizo una pausa—. Por supuesto, hay una última Variable —retrocedió.

Thomas se concentró en Gally. Todo el cuerpo del chico estaba temblando y tenía la cara pálida, lo que hacía que sus ojos rojos y vidriosos parecieran manchas de sangre sobre un papel. Apretó los labios y la piel de alrededor tembló como si quisiera hablar, pero no pudiera.

—?Gally? —le llamó Thomas, tratando de contener el odio que sentía por él.

Las palabras salieron de sopetón de la boca de Gally:

—Pueden… controlarme… No… —los ojos se le salieron de las órbitas y se echó una mano al cuello como si quisiera estrangularse—. Tengo… que… —cada palabra que decía era con voz ronca. Luego se tranquilizó: la cara se le calmó y su cuerpo se relajó.

Era lo mismo que le había pasado a Alby en la cama, cuando estaban en el Claro, después del Cambio. Lo mismo le había pasado a él. ?Qué…?

Pero Thomas no tuvo tiempo de seguir pensando porque Gally sacó algo largo y brillante de su bolsillo trasero. Las luces de la sala iluminaron la superficie plateada de un pu?al de aspecto horroroso que el chico sujetaba fuertemente con los dedos. A una velocidad inesperada, retrocedió y le lanzó el cuchillo a Thomas. Mientras lo hacía, Thomas oyó un grito a su derecha y percibió un movimiento. Hacia él.

Thomas vio cómo el cuchillo giraba como si el mundo fuera a cámara lenta, como si su único propósito fuese hacer que sintiera el terror de ver tal cosa. Conforme el arma se acercaba, dando vueltas sin parar, directa a él, un grito ahogado se le formó en la garganta. Quería moverse, pero no podía.

Entonces, inexplicablemente, Chuck apareció allí y se puso delante de él. Thomas notaba los pies como si estuvieran dentro de bloques de hielo; sólo podía contemplar, impotente, la escena de horror que tenía lugar ante sus ojos.

Con un escalofriante sonido hueco y mojado, el pu?al se clavó hasta el mango en el pecho de Chuck. El ni?o gritó y cayó al suelo, con el cuerpo ya sacudiéndose. La sangre salía de la herida, roja oscura. Sus piernas golpeaban el suelo, los pies daban patadas al tuntún, anunciando una muerte inminente. Los labios rezumaban saliva manchada de sangre. Thomas sintió que el mundo a su alrededor se derrumbaba y le destrozaba el corazón.

Se tiró al suelo y cogió en sus brazos el cuerpo tembloroso de Chuck.

—?Chuck! —gritó, y notó la voz como un ácido desgarrándole la garganta—. ?Chuck!

El ni?o se convulsionó descontroladamente y la sangre lo manchó todo, incluidas las manos de Thomas. Sus ojos se quedaron en blanco. La sangre le salía por la nariz y la boca.

—Chuck… —susurró Thomas. Tenían que poder hacer algo. Podían salvarle. Ellos…

El chico dejó de moverse y se quedó quieto. Los ojos volvieron a su posición normal y miraron a Thomas, aferrándose a la vida.

—Tho… mas.

Lo único que pudo decir fue esa palabra.

—Aguanta, Chuck —dijo Thomas—. No te mueras, lucha. ?Que alguien nos ayude!

Nadie se movió y, en el fondo, Thomas supo por qué. Ya no podían hacer nada. Se había acabado. Unas manchas negras flotaron entre los ojos de Thomas. La sala se inclinó y se balanceó.

?No —pensó—. Chuck, no. Chuck, no. Cualquiera, menos Chuck?.

—Thomas —susurró Chuck—, encuentra a… mi madre —una tos salió de sus pulmones y salpicó todo de sangre—. Dile…

No terminó la frase. Sus ojos se cerraron y su cuerpo quedó fláccido. Un último aliento salió con dificultad de su boca.

Thomas se quedó mirando el cuerpo inerte de su amigo.

Algo ocurrió en el interior de Thomas. Empezó en lo más profundo de su pecho, una semilla de cólera. De venganza. De odio. Algo oscuro y terrible. Y, después, explotó, estalló en sus pulmones, atravesó su garganta y se repartió por los brazos y las piernas. Por su cabeza.

Soltó a Chuck, se levantó tembloroso y se volvió hacia los nuevos visitantes. Entonces, Thomas estalló. Estalló por completo.

Echó a correr, se tiró encima de Gally y trató de agarrarle con los dedos como si fueran zarpas. Encontró el cuello del chico, se lo apretó y se cayó al suelo sobre él. Se sentó a horcajadas en su torso y le sostuvo con las piernas para que no pudiera escaparse. Luego empezó a darle pu?etazos.

Mantuvo a Gally pegado al suelo con la mano izquierda, lo empujó hacia abajo por el cuello mientras su pu?o derecho golpeaba una y otra vez la cara del joven. Le dio una paliza con los nudillos en las mejillas y la nariz. Se oyeron crujidos, hubo sangre y gritos horribles. Thomas no supo cuáles eran más fuertes, si los de Gally o los suyos. Le golpeó hasta liberar la última pizca de ira que llevaba dentro.