Por unos demonios más

—No deberías estar aquí —dije con una sensación de ligereza e irrealidad, como si me estuviese meciendo en el filo de un cuchillo—. Deberías irte a casa.

 

—No sé dónde está mi casa —dijo Newt. Su suave voz estaba tintada de una intensa cólera.

 

Ceri me agarró y dijo:

 

—Ya esta listo —susurró—. Llámalo.

 

Aparté la mirada de Newt mientras el demonio comenzaba a caminar de nuevo en círculos y me fijé en el horrible y elaborado pentáculo rodeado de dos círculos que Ceri había dibujado con su sangre.

 

—?Crees que invocar a un demonio para que se ocupe de otro es una buena idea? —le susurré, y Newt aceleró el paso.

 

—él es el único que puede razonar con ella —dijo Ceri, aterrorizada y desesperada—. Por favor, Rachel. Lo haría yo, pero no puedo. Es magia demoníaca.

 

Yo sacudí la cabeza.

 

—?Un familiar suyo? ?Habrías ayudado a Al?

 

Mientras Newt se reía de mi apodo para Algaliarept, su demonio captor, a Ceri le temblaba la barbilla.

 

—Newt está loca —susurró.

 

—?Tú crees? —le espeté mientras pegaba un brinco cuando Newt le dio una patada lateral a la barrera y su túnica giró de manera espectacular. Genial, además sabia artes marciales. ?Por qué no? Era evidente que llevaba en el mundo bastante tiempo.

 

—Por eso tiene a un demonio como familiar —dijo Ceri parpadeando con nerviosismo—. Tuvieron un enfrentamiento y el perdedor se convirtió en su familiar. Es más bien algo así como un cuidador y probablemente la estará buscando. No les gusta perderla de vista.

 

Se me empezaron a iluminar bombillas en la cabeza y me quedé con la boca abierta. Al ver que lo había comprendido, Ceri tiró de mí hacia abajo en dirección al pentáculo que había dibujado con su sangre. Me agarró la mu?eca, le dio la vuelta a la mano y dirigió el cuchillo hacia mi dedo.

 

—?Eh! —grité mientras retiraba la mano.

 

Ceri me miró y frunció los labios. Se estaba puniendo de muy mal humor.

 

Eso era bueno. Significaba que creía que podría, podríamos, sobrevivir a esto.

 

—?Tienes un punzón para pruebas de glucosa? —me dijo con brusquedad.

 

—No.

 

—Entonces déjame que te haga un corte en el dedo.

 

—Tú ya estás sangrando —dije—. Utiliza tu sangre.

 

—La mía no funciona —dijo apretando los dientes—. Es magia demoníaca y…

 

—Sí, ya lo pillo —interrumpí. Su sangre no tenía las enzimas adecuadas y, gracias a algunos peque?os ajustes genéticos ilegales que había hecho para salvar mi vida, había sobrevivido a nacer aunque yo sí las poseía.

 

La presencia zumbante del círculo que se extendía sobre nosotras pareció titubear y Newt emitió un sonido de éxito. Ceri se estremeció al perder el control del círculo de en medio y Newt lo derribó. Solo quedaba un círculo fino y frágil. Extendí la mano, muerta de miedo. Ceri y yo nos miramos a los ojos y me di cuenta de que el estrés hacia más hermosas sus facciones angulosas. Yo solo estaba fea cuando me asustaba. Newt tenía la mano suspendida sobre el último círculo y sonreía con maldad mientras murmuraba en latín. Aquello se había convertido en una carrera.

 

Ceri hizo un peque?o corte en mi dedo y yo me sacudí al notar el pinchazo mientras veía brotar una perla roja.

 

—?Qué hago? —le pregunté. Aquello no me gustaba nada.

 

Con sus ojos azules llenos de lágrimas, me giró la mano con la palma hacia abajo y la colocó en el círculo. La vieja madera de roble pareció vibrar, como si la fuerza de su vida almacenada estuviese fluyendo hacia mí, conectándome a la rotación de la tierra y al fuego del sol.

 

—Es una maldición pública —dijo, y sus palabras salieren a borbotones—. La frase de invocación es ?mater tintinnabulum?. Di eso y el nombre de Minias en tu mente y la maldición te conectará.

 

—No invoques a Minias —amenazó Newt, y entonces noté que el control de Ceri sobre el último circulo aumentaba mientras el demonio estaba distraído—. Te matará más rápido que yo.

 

—No lo vas a invocar, vas a pedirle que te preste atención —dijo Ceri desesperada—. El desequilibrio normalmente iría hacia ti, pero lo puedes negociar a cambio de decirle dónde está Newt y él lo aceptará. Si no lo hace, lo haré yo.

 

Era una gran concesión por parte de la elfa cubierta de mácula. Aquello cada vez tenía mejor pinta, pero el sol todavía no había salido y Newt parecía preparada para destrozarnos. No creía que Ceri pudiese mantener la concentra-ción durante mucho más tiempo contra un se?or de los demonios. Y tuve que creerme aquello de que los demonios tenían una manera de controlar a ese miembro de su especie, pues de lo contrario ya estarían muertos. Si se llamaba Minias y se hacía pasar por su familiar, entonces era así como había que hacerlo.