Las pruebas (The Maze Runner #2)

?Y qué le había pasado a Teresa?

Desesperado, pensó en arrastrarse por el suelo para buscar una trampilla o algo por el estilo, alguna pista de lo sucedido. Pero no podía pasar más tiempo con todos aquellos cuerpos putrefactos. Lo único que le quedaba era el chico nuevo. Suspiró y regresó a la peque?a habitación donde lo habían encontrado. Aris tenía que saber algo que les sirviera de ayuda.

Justo como Newt había ordenado, las literas superiores fueron desenganchadas de las inferiores y colocadas contra las paredes del cuarto, creando suficiente espacio para que los diecinueve clarianos restantes y Aris pudieran sentarse en círculo, de frente.



Cuando Minho vio a Thomas, dio unas palmaditas en el sitio que había a su lado.

—Te lo he dicho, tío. Siéntate y hablemos. Te estábamos esperando. Pero cierra esa fuca puerta antes que nada. Ahí fuera huele peor que los pies podridos de Gally.

Sin responder, Thomas tiró de la puerta para cerrarla, luego se acercó y se sentó. Quería hundir la cabeza entre las manos, pero no lo hizo. Nada indicaba con seguridad que algún peligro amenazara a Teresa. Algo extra?o estaba pasando, pero podía haber un millón de explicaciones, y muchas de ellas incluían que estuviera bien.

Newt estaba en una cama a la derecha, sentado tan inclinado hacia delante que sólo el borde de su trasero se apoyaba en el colchón.

—Bien, empecemos a contar la maldita historia para que podamos llegar al problema real: encontrar qué comer.

Justo en ese instante, Thomas notó un pinchazo de hambre y oyó el quejido de su estómago. Aquel problema ni siquiera se le había ocurrido todavía. Agua tendrían en los lavabos, pero no había ni rastro de comida por ningún sitio.

—Bien —dijo Minho—. Habla, Aris. Cuéntanoslo todo.

El chico nuevo estaba enfrente de Thomas. Los clarianos que estaban sentados a ambos lados del desconocido habían salido pitando hacia los extremos de la cama. Aris negó con la cabeza.

—Ni hablar. Vosotros primero.

—?Sí? —respondió Minho—. ?Qué te parece si nos turnamos para romperte tu cara de clonc? Luego te pediremos de nuevo que hables.

—Minho —dijo Newt con dureza—, no hay razón para que…

Minho se?aló bruscamente a Aris.

—Por favor, tío. Por lo que sabemos, este pingajo podría ser uno de los creadores. Alguien de CRUEL que está aquí para espiarnos. Podría haber matado a esa gente de ahí fuera. ?Es el único al que no conocemos y las puertas y las ventanas están cerradas! Estoy harto de verlo tan arrogante cuando somos veinte contra uno. él debería hablar primero.

Thomas gru?ó por dentro. Sabía que el chaval nunca se abriría si Minho le aterrorizaba.

Newt suspiró y miró a Aris.

—Tiene razón. Tan sólo dinos a qué te refieres cuando dices que saliste del pu?etero Laberinto. De allí escapamos nosotros y está claro que no te conocíamos.

Aris se restregó los ojos y luego miró a Newt.

—Muy bien, escuchad. Me arrojaron a aquel gigantesco laberinto de enormes muros de piedra, pero antes de eso me borraron la memoria. No podía recordar nada de mi vida anterior. Tan sólo sabía mi nombre. Vivía allí con un pu?ado de chicas. Habría unas cincuenta y yo era el único chico. Escapamos hace unos días. Los que nos ayudaron nos metieron en un gran gimnasio durante unos días y luego me trasladaron aquí ayer por la noche; pero nadie me explicó nada. ?Qué es eso de que vosotros también habéis estado en un laberinto?

Thomas apenas oyó las últimas palabras de lo que Aris había dicho por los sonidos de sorpresa que emitieron los demás clarianos. La confusión se arremolinaba en su cerebro. Aris había descrito lo que le había pasado de forma tan simple y rápida como si relatara un día en la playa. Pero parecía una locura. Monumental, si era cierto. Por suerte, alguien expresó en voz alta exactamente lo que Thomas trataba de aclarar en su mente:

—Espera un momento —exclamó Newt—. ?Viviste en un gran laberinto, en una granja, donde los muros se cerraban todas las noches? ?Tan sólo tú y unas cuantas chicas? ?Había unas criaturas que se llamaban laceradores? ?Fuiste el último en llegar allí? ?Y todo se lió cuando apareciste? ?Te quedaste en coma? ?Con una nota que decía que serías el último y no llegarían más?

—Espera, espera, espera —estaba diciendo Aris incluso antes de que Newt hubiera terminado—. ?Cómo sabes todo eso? ?Cómo…?

—Es el mismo fuco experimento —espetó Minho con agresividad en su voz—. O el mismo… lo que sea. Pero eran todo chicas y un chico, y nosotros éramos todo chicos y una chica. ?CRUEL ha debido de construir dos de esos laberintos y hacer dos pruebas distintas!

La línea de pensamiento de Thomas ya había aceptado aquella teoría. Por fin se calmó lo suficiente para poder hablar. Miró a Aris.

—?Te llamaron ?el desencadenante??