Entrelazados

—Vamos a arreglar esto entre tú y yo. Ahora, aquí. El vencedor se queda con todo.


Dmitri sonrió lentamente mientras Victoria le gritaba a Aden que no lo hiciera. Sus guardias la tenían inmovilizada, y no pudo acercarse a él.

—Esperaba que dijeras eso, humano.

Aden no tuvo tiempo de pesta?ear. El vampiro se abalanzó sobre él, y con los miembros enredados cayeron sobre la mesa. El cadáver de Ozzie cayó al suelo con un golpe seco. Aden perdió una de las dagas. Rodaron por el césped, y el vampiro quedó sobre él, lo sujetó y se lanzó hacia su cuello. Gracias a Dios, Aden llevaba la armadura, que impidió que Dmitri le clavara los afilados colmillos en la yugular.

Aden consiguió liberarse los brazos y le hundió la daga en el ojo. Fue una acción tan inesperada, que el vampiro no pudo detenerla, y comenzó a gritar de dolor mientras la sangre ardiente manaba de su rostro. Aden se encogió. Seguramente a él también le sangraban los oídos. Algo de la sangre de Dmitri le cayó en la boca y él la escupió automáticamente. Sin embargo, derramó por la garganta una peque?a cantidad, y le quemó.

Dmitri, golpeando ciegamente, le pasó las garras a Aden por la cara. Le abrió la piel y los tejidos, le hizo sangrar. Aden aulló de dolor. Los vampiros que estaban a su alrededor inhalaron profundamente el olor de la sangre humana y también la de Dmitri, y se acercaron un paso para poder saborearlo.

La sangre que había tragado Aden debió de empezar a actuar, porque aquellas heridas dejaron de dolerle muy pronto. Sin embargo, Dmitri siguió sobre él, mordiéndole la cara, la armadura, buscando los puntos débiles. Aden consiguió colocar las piernas entre sus cuerpos y lo empujó con fuerza. Como Dmitri se había debilitado mucho, salió despedido hacia atrás.

Aden se levantó de un salto y se lanzó hacia él. Dmitri lo sintió y lo agarró del brazo, y pudo hundir las garras bajo la armadura, en el costado de Aden, atravesó la piel y llegó a los músculos y los huesos, que le estaban hirviendo. Aden cayó al suelo, silbando de dolor, pero vio a su lado la daga que se le había caído al principio de la pelea y la agarró. Un momento después se había puesto otra vez en pie. Se movió hacia la izquierda y le clavó la daga a Dmitri en el oído. Hubo otro grito agudo, increíblemente intenso. A Aden estuvo a punto de explotarle la cabeza.

Dmitri se echó hacia atrás moviendo uno de los brazos, pero sin soltarle la mano a Aden, ara?ándolo salvajemente hasta que le despellejó. Siguió luchando y moviéndose, y Aden supo que tenía que terminar pronto con aquello. ?Cómo podía matar al vampiro? Victoria le había dicho que no podía cortarle la piel, que sólo la sustancia je la nune podía hacerlo. Sí.

—?Victoria! —gritó.

Ella supo lo que quería. Dio un tirón del brazo y se liberó del guardia que la estaba aprisionando, y pudo lanzarle el anillo a Aden. Quedaba poca sustancia en su interior, pero Aden consiguió sacar la daga a Dmitri del cuerpo.

—?Y esto es todo lo que puedes hacer? —le preguntó para provocarle—. Creía que eras fuerte. Creía que eras…

Tal y como él deseaba, Dmitri lo abofeteó con todas sus fuerzas y lo alejó. Aunque Aden esperaba un golpe, le dolió mucho. Estuvo a punto de desencajarle la mandíbula. No se levantó del suelo. Se limitó a esperar mientras permitía que el líquido del anillo de Victoria se derramara sobre la hoja de la daga. No tuvo que esperar mucho, sin embargo. Dmitri se lanzó hacia él, y él alzó la daga y permitió que el impulso y el peso de Dmitri hicieran el resto.

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