Entrelazados

En la otra mesa estaba Tucker, también con vaqueros, sin camisa y maniatado, pero forcejeando para que el vampiro que estaba bebiendo de su mu?eca se alejara. Estaba amordazado, pero gritaba pidiendo ayuda, y tenía los ojos desorbitados. El vampiro siguió bebiendo de él sin preocuparse.


Mary Ann también lo vio, y emitió una exclamación de horror.

—?Qué le están haciendo? ?Alto! ?Ya basta!

Intentó correr hacia él, pero Riley la sujetó con un semblante grave.

Aden dio un paso hacia delante, pero Dmitri extendió el brazo para que no avanzara ni un centímetro más.

—El único modo de retirar una comida es proporcionar otra. ?Te gustaría ofrecer tus servicios, humano?

—?Cómo te atreves? —le preguntó Victoria con una mirada de odio—. Pagarás por esto. A mi padre no le va a hacer gracia.

—Deberías agradecérmelo, princesa, ya que he castigado a los enemigos de tu humano. ?No te alegras?

—?Y después de la fiesta? ?Qué vas a hacer con los cadáveres? ?Vas a llamar a la policía y culpar de su asesinato a Aden para que lo arresten?

—ésa es una de las ventajas.

—Eres repugnante.

Con el ce?o fruncido, Dmitri se dio un pu?etazo en la palma de la mano.

—No me hables así. Soy tu marido y…

—Tú todavía no eres mi marido —le gritó ella. Todos se volvieron a mirarlos—. Y si me salgo con la mía, nunca lo serás.

—No sabes lo que has hecho, Dmitri —intervino Aden. Julian no podía controlar su habilidad de despertar a los muertos, lo cual significaba que Ozzie no iba a estar allí quieto durante mucho más tiempo.

Mientras lo pensaba, Ozzie se incorporó, pesta?eó y sacó la lengua en un gesto de hambre.

—Oh, gracias a Dios —dijo Mary Ann—. Ese chico todavía está vivo. Tenemos que salvarlo.

—Es demasiado tarde —dijo Aden, sin emociones. No podía permitirse el lujo de sentir, con lo que estaba a punto de hacer—. Está muerto, aunque no lo parezca. Y no hay forma de salvarlo. Dmitri se ha asegurado de ello.





Aden sacó las dagas y caminó hacia la mesa. Victoria lo observó con la cabeza alta, y eso le dio fuerzas. Ella debería haberse sentido avergonzada de que la vieran con un humano, pero no era así. Incluso le había dicho a su prometido que se perdiera. Un prometido que lo seguía de cerca.

El resto de los vampiros rodearon a Aden, intentando tocarlo de algún modo, porque tal vez sentían la atracción de su poder. él los apartó.

Cuanto más se acercaba a Ozzie, más forcejeaba Ozzie para liberarse de las ataduras. Quería comer carne humana. Pronto, su mordaza se empapó de saliva negra. Aden sabía que Mary Ann estaba mirándolo y que quería que liberara al chico, pero él no podía hacerlo. Sólo podía alzar la daga y golpear.

El cuerpo de Ozzie dio un tirón cuando la cabeza se desprendió de él. Después, quedó inmóvil.

Mary Ann gritó de espanto.

Los vampiros que estaban a su alrededor se echaron a reír.

?Qué pensaba Victoria?

—Como ya te he dicho, mi padre te va a castigar por esto —le dijo a Dmitri iracunda. Por lo menos, no había salido corriendo en dirección contraria a Aden.

Dmitri sonrió.

—Yo no estaría tan seguro. Vas a ver como hay muchas cosas que han cambiado hoy, princesa.

—?A qué te refieres?

—Ya lo verás —repitió Dmitri, y se acercó a Aden—. Lo primero es lo primero. Hay que encargarse de tu humano. Se lo advertí: Si liberas una comida, tendrás que proporcionar otra. Guardias —dijo, y su expresión divertida se desvaneció—: Sujetad a la princesa para que pueda encargarme de nuestro invitado.

Varios vampiros dieron un paso hacia delante, pero se detuvieron al ver que Aden alzaba las dagas manchadas de sangre de Ozzie y que colocaba la punta de una de ellas en la garganta de Dmitri. Sabía que no podía herir al vampiro allí, pero con sólo mover la mano podía clavarle la daga en el ojo, y eso sí era vulnerable.

—Si alguien la toca, te mataré con mis propias manos.

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