Entrelazados

—Lo sé. Yo no me sentía unida a mi padre, pero lo respetaba y lamento su muerte. Sin embargo, durante mi vida he visto muerte tras muerte. He perdido a muchos seres queridos. Sé que se me pasará la tristeza. Lo único que no podría soportar sería vivir sin ti. Y ahora, tú podrás liberar a mi madre de su prisión. Puedes llamarla y traerla aquí —dijo Victoria. Cada nueva palabra, su sonrisa se hacía más grande.

?Lo único que no podría soportar sería vivir sin ti?. Aden atesoraría para siempre aquellas palabras. En cuanto a su madre, por supuesto. él no era un rey, por el amor de Dios, pero haría lo que fuera necesario para reunir a madre e hija. Parecía que aquélla era una nueva afición suya.

Se puso en pie y ayudó a levantarse a Victoria. Al incorporarse hizo un gesto de dolor y se agarró el costado. Claramente, no todas sus heridas se habían curado.

Ella frunció el ce?o, con una inmediata preocupación.

—?Qué ocurre?

—Me he cortado y no lo sabía.

Victoria le ayudó a quitarse la armadura, y Aden se levantó el bajo de la camiseta. Entonces, ella lo miró a los ojos con miedo.

—Oh, Aden, lo siento muchísimo.

—?Qué es? —preguntó él.

Miró hacia abajo sin saber lo que iba a encontrarse, y entonces lo vio. Tenía tres cortes en el costado. Profundos, rojos, abiertos.

Con los ojos muy abiertos, ella se tapó la boca.

—Dmitri debía de tener líquido en las u?as cuando te ara?ó.

—?Y qué consecuencias tiene eso para mí, que soy humano?

Ella tragó saliva.

—Aden, te van a quedar cicatrices.

?Eso era todo? Aden sonrió.

—No me importa, te lo prometo. Tengo muchas… cicatrices.

Aquella última palabra fue un susurro. Entendía el significado de lo que iba a ocurrir. Tenía tres cicatrices en el costado derecho. Exactamente, lo que aparecía en la visión que había tenido Elijah, en la que se predecía la muerte de Aden.

—?Oh, Aden! —ella se abrazó a él, y lo estrechó con fuerza.

Aden no le veía la cara, pero la tenía escondida en su cuello, y él notó que estaba llorando.

Su muerte estaba mucho más cercana.

—?Cuánto tiempo nos queda? —preguntó.

?Ojalá lo supiera?, respondió Elijah.

?Tal vez un a?o? O meses. De cualquier modo, sería pronto. Tragó saliva para deshacerse el nudo que tenía en la garganta.

—Todo irá bien —le dijo a Victoria, para intentar consolarla—. Tenemos mucho que hacer antes de que muera. Tenemos que echar a un hada del rancho. Tal vez Shannon nos pueda ayudar a hacerlo. Tenemos que ir a una reunión con las brujas —él no iba a permitir que sus amigos murieran por no acudir—, tenemos que salvar a la ciudad de unas criaturas hambrientas de carne humana, y tenemos que liberar a unas almas.

Su princesa vampira sonrió lentamente.

—Tienes razón. Todo saldrá bien. Yo nunca hubiera creído lo que ha pasado hoy, pero ahora me doy cuenta de que cualquier cosa es posible.

Mary Ann y Riley se unieron a ellos. Riley sujetaba a Tucker con un brazo.

—Gracias, gracias, gracias —decía Tucker en un balbuceo—. Dolía, dolía, muchas gracias.

—Lo que tienes que hacer es aprovechar esta segunda oportunidad que te ha dado la vida —le dijo Mary Ann—. Ya es hora de que empieces a actuar bien. Vas a ser padre.

Sólo el tiempo diría si Tucker iba a seguir aquel consejo, pensó Aden. Sólo el tiempo revelaría lo que les iba a ocurrir a todos. Y sólo el tiempo diría cómo iba a cambiar la vida de Aden, ahora que se suponía que estaba a cargo de la sociedad de los vampiros. Aunque él no tuviera ningún plan para ser su líder.

Miró a sus amigos y asintió con satisfacción. Con reverencia.

Había empezado un viaje en un cementerio, solo salvo por las voces que había en su cabeza, pero iba a empezar el siguiente con amigos a su lado. No podía pedir más.





GENA SHOWALTER, siempre ha creído en el amor. Esta ávida lectora de novela romántica es, sin duda, una estrella en ascenso. Vendió su primer libro cuando tenía veintisiete a?os y ahora, cuatro a?os más tarde, ya ha publicado trece novelas. Sus sensuales relatos se caracterizan por una mezcla de humor, peligro y sexo ardiente que los críticos han calificado de absolutamente fascinante.

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